Todos hemos escuchado hablar acerca de los mitos, las leyendas, las historias de seres mágicos, místicos y misteriosos, de algunos más que de otros, dependiendo de dónde vivas, pero ¿en algún momento te has preguntado un poco más allá lo que son los mitos y como estos han formado una forma de vida única? Si quieres saber más al respecto, ¡sigue leyendo!
Los mitos, como base de nuestra civilización, han sido las estructuras sobre las que se ha
afianzado todo el sistema cultural, ideológico y social que ha ido evolucionando a lo largo
de los siglos, pero cuyo legado ha permanecido hasta nuestros días. Presentes en los
orígenes de todos los pueblos, los mitos han sido tomados a menudo como verdades
absolutas que establecían sobre ellos todo su sistema de creencias. Pero con la evolución
tecnológica, muchas de estas afirmaciones se han puesto en tela de juicio, llegando a un
punto en el que todo aquello no verificable por la ciencia, no existe.
Joseph Campbell propone llegar a un entendimiento de la naturaleza de los mitos como
base de la vida. Luis Cencillo va más allá, y apuesta por la existencia de un misterio aún sin
descubrir que afecta a todos los seres humanos, un "algo" invisible que ansiamos y para el
cual la ciencia todavía no tiene respuesta.
Antropólogos, psicólogos, filósofos, teólogos, historiadores e investigadores de las más
diversas áreas del conocimiento, han estudiado el origen del hombre indagando en su
pensamiento y naturaleza mitológicas. Pero uno de los inconvenientes principales, en
opinión de Carlos García Gual, es haberlo hecho de un modo restringido a su área de
conocimiento, complicando el problema en muchos casos.
Hablar de mitos es exponerse desde un comienzo a una serie de malentendidos(…). (GARCÍA GUAL,
1981:10)
La noción misma de "mito" no es unánime para la mayoría de los estudiosos y, a
menudo bajo distintas vestiduras encontramos una verdad semejante. Por otro lado, el habla
cotidiana ha transformado su significado, normalmente de manera peyorativa.
De cualquier manera, mitos, cuentos y leyendas han abastecido el imaginario popular
durante siglos y aún hoy lo siguen haciendo a través de medios audiovisuales como el cine
o la televisión: Expediente X, Embrujadas, Xena, son series que triunfan en nuestras
pantallas en este momento y un claro ejemplo de la contaminación de la mitología a niveles
masivos.
Por todo lo anterior, resulta bastante complicado encontrar una definición única al término
“mito”. No obstante, numerosos estudios han ratificado que, a pesar de las diferencias
existentes en las raíces mitológicas de los pueblos y civilizaciones de todo el planeta
existen bastantes puntos de conexión entre ellas.
La influencia de la Mitología en los argumentos cinematográficos
Existen numerosos trabajos de investigación y documentos acerca de la influencia de la
mitología, no sólo en la literatura sino también en el resto de las artes. Carlos García Gual,
anteriormente citado, explica en su libro Mito, viajes, héroes, las variaciones de algunos de
los mitos más representativos de la mitología clásica como Ulises, Jasón y los Argonautas o
Fausto, y cómo han ido transformándose a lo largo del tiempo, a menudo influenciados por
el contexto social.
Resulta paradójico cómo historias tan lejanas para el hombre contemporáneo siguen siendo
la semilla germinal de muchos de los argumentos cinematográficos, si bien se van
actualizando con el tiempo. Y es aquí donde de nuevo surge la pregunta: ¿De dónde
proviene esta universalidad? ¿Por qué una misma película es comprendida en países de
culturas y tradiciones tan diferentes?
Amalia Martínez, en su libro Televisión y narratividad, se centra en el papel de la televisión
como transmisora de mitos, defendiendo el hecho comprobado de que un individuo pasa un
mayor tiempo delante de la pequeña pantalla que en una sala cinematográfica. Por tanto, su
papel es más importante de lo que suele considerarse, al tratarse de un medio desprestigiado
en muchas ocasiones. No obstante, las historias de uno a otro no varían más allá de la
fragmentación que impone el medio televisivo como consecuencia de la publicidad y el
discurso transmitido por medio de una estudiada programación. Por lo cual, puede
afirmarse que la importancia de ambos medios, como contadores de historias, es similar:
A través de los relatos, el hombre alcanza conciencia de sí mismo, de ellos absorbe
buena parte del universo conceptual y simbólico que le sirve para actuar e interpretar
su experiencia. Una creencia preside nuestro trabajo: los mass media (sobre todo la
televisión, por ser el medio más accesible) cumplen la función de la perpetuación y
propagación de leyendas, sagas, fábulas, como lo hiciera la tradición oral de antaño. (MARTÍNEZ, 1989)
La lista de mitos, cuentos y leyendas que han influido en las narraciones cinematográficas es extensísima. No sólo ha
inspirado una serie de argumentos estructurados, sino que ha provocado la creación de una
galería de personajes inolvidables. Bram Stoker investigó durante siete años sobre temas
mitológicos para crear a su personaje más emblemático, Vlad Teppes, conocido como el
Conde Drácula. Aunque el mito del vampiro tuvo un gran arraigo en la Edad Media, ya
existían pruebas de su existencia en manuscritos unos dos mil años antes del nacimiento de
Cristo, en Mesopotamia y una larga base mitológica a sus espaldas.
Mucha razón lleva Carol S. Pearson cuando afirma que ese viaje hacia nuestro interior
puede transformar nuestras expectativas y nuestro modo de ver la realidad. Quizás sea éste
uno de los motivos por los que la gente va al cine y se convierte durante un par de horas en
otra persona, con conflictos que resolver y preguntas que plantearse (a menudo
coincidentes con las suyas, pues el cine muestra problemas universales), pero con la
seguridad de no ser uno mismo más que una proyección en la pantalla y saber, casi con
acierto, que la historia finalizará con la resolución de esos conflictos planteados.
Si el cine es una fábrica de sueños, si el cine es el reflejo de la realidad,
representará aquello que observa: nuestros miedos, nuestras inquietudes, nuestros anhelos...
y nos lo contará una y otra vez bajo diferentes formas y en distintos géneros, haciéndonos
revivir otras realidades y preparándonos para enfrentarnos con la vida.
Como vemos, es evidente, que de un modo tan consciente como el de Bram Stoker o
inconsciente, en la mayor parte de los casos, terminemos recreando personajes que ya
fueron creados en la Antigüedad, si bien en unas circunstancias contextuales muy diferentes
y con un punto de vista personal e intransferible. Si el hombre, en su sentido más universal,
y a pesar de sus diferencias en cuanto a cultura, idioma, religión, ideología se enfrenta a
una verdad indisoluble de su condición humana como es la muerte y el sentido de la vida,
tras esta curiosidad se encontrará un deseo común por saber, por conocer. Y no siempre
encontrará sus respuestas en la ciencia, tal y como opina Luis Cencillo. Y quizás sean estas
preguntas universales las que permanezcan en el fondo de estas historias y hagan posible su
entendimiento universal y la posibilidad de encontrar en ellas, por tanto, argumentos
universales.
Por otro lado, a pesar de que el hombre ha ido obteniendo respuestas a muchas de sus
preguntas, sigue necesitando de estas historias que, mediante la literatura, el cine, los
cómics, la televisión o el arte en general en sus más variadas representaciones, recibe.
Porque los temas, si bien modificados o adaptados siguen teniendo una base mítica
indiscutible pero equiparable a la existente hace millones de años. Puede que estas historias
transmitan algún tipo de sabiduría y de verdad que no conocemos, pero que subyace de un
modo inconsciente en lo más profundo de nuestras mentes. Por eso el hombre necesita de
los libros, de la imaginación, de los relatos, para seguir haciéndose preguntas ya que esa es
su naturaleza y la que nos hace seguir avanzando con respecto a otras especies.
¿Cuál es o cuál será la nueva mitología?
Es y siempre será, mientras exista la raza humana- la vieja, inmutable y perenne
mitología, en su "sentido subjetivo", poéticamente renovada no en términos de un
recuerdo del pasado o de proyección futura, sino del ahora: dirigida, no para provecho
de los "pueblos", sino para despertar a los individuos en el conocimiento de sÍ mismos,
no como simples egos luchando por un lugar en la superficie de este bello planeta, sino
en igualdad, como centros de la Inteligencia Libre; cada uno a su manera y en la de
todo, y sin horizontes (CAMPBELL, 1972:307)
Redactado por: Mariana Yáñez.